Poema - Fe de los marginados

Fe de los marginados



Oh gran abismo inimaginable
Oh distancia infinita no cuantificable
Qué terrible es la brecha que divide
Qué tormentoso no poder tocarle

Brazos mortales extiendo a la nada
Brazos miserables de nulo alcance
Que te apiades y a mi realidad bajes
Que escuches esta voz sofocada

¡Dios! ¿Dónde está tu presencia y amor?
¡Dios! ¿Por qué siento mi fe bastarda?
¡Padre! Hoy no me siento ser hijo
¡Padre! Indigno e inmundo me siento yo

He construido altares y monumentos
He labrado hazañas en piedras y escritos
Alcé mis ojos a edificios a ti dados
Alcé mis manos y te ofrecí este trabajo

Pero cual Caín me siento despreciado
Pero cual Ismael me siento desechado
Como Esaú de su bendición quitado
Como el gadareno, ser discípulo negado

Oh, fe de los marginados y olvidados
Oh, fe de los que te amamos y respetamos
Hoy veo que mis intentos son vanos
Hoy necesito que me veas con agrado

¡Dios! ¡Dios de mis padres y abuelos!
¡Dios! ¡Dios! ¡Dios!
He aquí mi clamor y corazón
He aquí tu abortivo, Señor

Arde mi alma por tu conmiseración
Arde mi cuerpo por tu abrazo y calor
Quise ofrecerte el mejor sacrificio
Quise y di de tierra cultivo mísero

Clama mi vida por tu olvido, Señor
Clama mi cuerpo muriendo sin agua
Lancé mis flechas para buscarte
Lancé mi aljaba vacía de tu gracia

Creí loable ir a cazar tu presencia
Creí trabajar como hijo en tu casa
Observo al que se lleva mi bendición
Observo de lejos tu pacto, Señor

Sabes cuánto te admiro y te amo
Sabes que sin ti me siento inmundicia
¿Por qué de ti me mandas ir lejos?
¿Por qué no puedo seguirte maestro?

Odio a Abel a quien tanto amas
Odio a Isaac a quien tú guardas
Aborrezco a Jacob a quien perdonas
Aborrezco a ese discípulo que amas

Mas yo me revuelco en mis sangres
Mas yo secas migajas del piso lamo
Lucho a pesar de esta azarosa saeta
Lucho al lado de un padre de reino quitado

Bendito el Eterno hoy y siempre
Bendito el Hijo de David
Estos pies lisiados buscan alcanzarte
Estos dejados en Bethesda, que sanes

Bendito el que tanto temo y adoro
Bendito al que escogió su santo rebaño
¿Cómo podría reclamarle al que amo?
¿Cómo si de Él estoy tan enamorado?

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